Los campos de golf, y especialmente las propiedades del propio Donald Trump, han sido durante mucho tiempo una fuente de preocupación entre los oficiales del Servicio Secreto encargados de proteger el campo cuando juega el comandante en jefe, según personas familiarizadas con el asunto.
Un campo de golf es a menudo el área al aire libre más grande que un presidente puede visitar, y su diseño -que a menudo incluye elementos como caminos públicos y árboles y colinas que pueden ocultar a posibles asesinos- dificulta que la agencia los proteja.
Como otros presidentes anteriores a él, la presencia de Trump en un campo de golf no provoca el cierre del club al público ni el cierre de carreteras cercanas.
En cambio, grupos de agentes vestidos con trajes de golf suelen viajar delante y detrás del presidente en carritos de golf.
Trump International Golf Club en West Palm Beach está cerca de tres carreteras de mucho tráfico: Kirk Road, Summit Boulevard y Congress Avenue. El aeropuerto internacional de Palm Beach también está cerca.
Como presidente, a menudo se puede ver a Trump frente a Kirk mientras juega golf. Pero a los miembros de los medios de comunicación no se les permite permanecer en las aceras cercanas al campo de golf mientras Trump juega.
Después de que dejó el cargo, se levantaron algunas de esas restricciones. El público pudo tener una vista clara de Trump desde las aceras a lo largo de Summit Boulevard y Congress Avenue.
En una sesión informativa el domingo, el sheriff del condado de Palm Beach reconoció que el Servicio Secreto tiene una capacidad «limitada» para patrullar completamente el campo de golf ahora que Trump ya no es presidente.
Durante su presidencia, las frecuentes salidas de golf de Barack Obama lo llevaron a los campos de golf de la Base Conjunta Andrews, que por su naturaleza de instalación militar tenía acceso restringido, no sólo al campo en sí, sino a sus alrededores.
El presidente Joe Biden rara vez juega al golf.
